Las ayudas directas al achatarramiento de vehículos, la condición que, según el sector, garantizaría el éxito del Plan Vive, no se contempla en la reforma que ultima el Ministerio de Industria para mejorar la eficacia de este incentivo a la renovación del parque.
Con menos de un centenar de operaciones desde su puesta en marcha a finales del pasado mes de julio, el Vive apenas ha servido como acicate para reanimar las ventas de automóviles, que han bajado a ritmos del 40% desde el verano y cerrarán 2008 con una caída del 25%.
Miguel Sebastián, Ministro de Industria. Foto: EFE
El nuevo proyecto, elaborado por el departamento que dirige Miguel Sebastián, seguirá siendo una ayuda a la financiación a la compra de vehículos a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), pero con una mayor simplificación del proceso administrativo y criterios más flexibles. Su presupuesto también permanecerá inalterado: 1.200 millones de euros, de los que 500 corresponden a este año.
La austeridad que impone la crisis y el incentivo que ya de por sí supone la exención de la tasa de matriculación a los coches que emiten menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro (gr/km) juegan en contra de las subvenciones. Pero para agentes del mercado del automóvil como concesionarios y establecimientos financieros de crédito, las ayudas directas son una herramienta comercial que pueden combinar con sus ofertas y son más conocidas por los consumidores. Con esta baza, el Plan Prever que precedió al Vive, registraba hasta cerca de 30.000 operaciones mensuales.
Entre los cambios solicitados por el sector y que el Ministerio de Industria parece dispuesto a considerar está la supresión del límite de 20.000 euros en el precio de los vehículos que pueden acogerse al Plan y la reducción de 15 a 10 años de antigüedad para el vehículo que hay que entregar a cambio del nuevo. Además, el sector ha solicitado que se amplíe la ayuda a tipo de interés cero más allá de los primeros 5.000 euros o que los vehículos comerciales entren en el Plan.
Otras opciones que parecen descartadas son aumentar el nivel de emisiones del vehículo que se adquiera de 120 a 140 o 200 gr/km. También parece fuera del proyecto cambiar un coche viejo por otro usado pero más nuevo, seguro y con menores emisiones de CO2.
Aunque la reforma del Vive sea menos radical de lo esperado, los cambios serán bienvenidos. Desde la asociación de importadores Aniacam, su presidente, Germán López Madrid, reconoce que las circunstancias presupuestarias hacen «imposible» dar ayudas directas pero opina que es necesario algún mecanismo para renovar el parque.
La mayor urgencia es en cualquier caso de los concesionarios, cuya patronal, Faconauto, asegura que más de la mitad de las redes de las mayores marcas están en pérdidas. Este sector ya ha eliminado más de 10.000 empleos en 2008.
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