Friday, November 28, 2008

COCHES ELECTRICOS PARA LA CRISIS

ÁNXEL VENCE Decidido a resolver la crisis del automóvil que tan directamente nos afecta y acongoja a los gallegos, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, propondrá entre otras medidas la fabricación de un coche eléctrico en la factoría que Citroën tiene en Vigo. En tiempos de crisis hay que ponerse las pilas, ya se sabe. El ministro Sebastián parece estar fascinado por la electricidad, según demuestra su anterior proyecto de regalar un par de bombillas de bajo consumo a cada español para aliviarnos a todos la factura de la luz. Una iniciativa de la que, por cierto, nunca más se supo. Tal vez fuese una simple ocurrencia. Mucho más ocurrente aún resulta el proyecto de coche eléctrico que en su denominación recuerda a los cochecitos de choque de las ferias, aunque no se trate de eso, como es natural. El empeño ministerial, excelente y de todo punto elogiable, consiste en aumentar la carga de trabajo de la fábrica gallega con un producto innovador que probablemente atraería más clientela que los contaminantes automóviles de gasolina. Quedan por resolver aún ciertos problemas de orden tecnológico e incluso la reconversión en enchufes de las mangueras que actualmente utilizan las estaciones de servicio; pero todo puede hacerse cuando existe voluntad política. Nada hay de nuevo bajo el sol, naturalmente. Incluso la atrasada Galicia -sin ir más lejos- disfrutó durante años de un sistema de transporte público alimentado por energía eléctrica. Los entrañables trolebuses de unos y dos pisos importados de Londres por la cosmopolita ciudad de Pontevedra y también los tranvías de Vigo se adelantaron efectivamente en varias décadas a la actual propuesta del ministro de Industria. Recuperar los antiguos tranvías contribuiría sin duda a la mejora del medio ambiente, siquiera fuese por la cantidad de gases que dejarían de emitir por sus inexistentes tubos de escape. No ocurriría lo mismo, por desgracia, desde el punto de vista energético. Aunque etérea y de origen algo misterioso, la electricidad no cae del cielo ni resulta en modo alguno gratuita. Sabido es que en realidad se obtiene de fuentes tan variadas como el carbón de las centrales térmicas, el agua de los embalses, el aire y -sobre todo- las instalaciones nucleares que la producen a gran escala y no sin riesgo. Quiere decirse, en fin, que incluso un trolebús o un coche de motor electrificado precisarían para moverse del necesario aporte de kilovatios cuya producción tanto daño hace al medio ambiente. Por lamentable que resulte constatarlo, la perfección no existe. Tampoco se entiende muy bien en qué medida la fabricación de un coche eléctrico como el que el Gobierno propone podría ayudar a la resolución de la actual crisis económica. Infelizmente, no es el coste -a la baja- de la gasolina, sino la falta de financiación al consumo la causa de que estén cayendo las ventas de los fabricantes de coches, con las desagradables secuelas de aumento del paro en este ramo de la industria tan crucial para Vigo en particular y Galicia en general. Poco importa que el motor del automóvil esté impulsado por electricidad o gasolina, si al final la gente no dispone de dinero -o de crédito- para adquirirlo. Como tan razonablemente explicaron ayer los portavoces de la factoría de Citroën en Vigo, lo esencial ahora es que la gente vuelva a comprar coches: igual da si con motor de gasolina, eléctrico o a vapor. Son los billetes de banco los que en realidad mantienen en marcha las cadenas de producción de las fábricas, tal que, un suponer, la de Citroën en Vigo: y, por desgracia, el dinero es en estos momentos un bien mucho más escaso que la gasolina. Antes que un coche a pilas lo que de verdad hace falta es buscarle una salida a las pilas de coches que se amontonan a la espera de comprador. Ojalá el imaginativo ministro de Industria tenga alguna idea al respecto.