Con estas duras palabras del vicepresidente de la General Motors, Rick Wagoner, se daba respuesta a las múltiples preguntas sobre el futuro de la marca sueca bajo el paraguas de GM. Lutz concedió una entrevista a la publicación inglesa Autocar en la que citaba que Saab había costado a su multinacional más de 800 millones de dólares (600 millones de euros aproximadamente), y que no les ha reportado un solo dolar de beneficio.Lutz comentaba que si han mantenido Saab es porque todos los de la administración de GM aprecian la marca y le gustan sus coches, pero que en una situación de crisis como la actual no se pueden seguir haciendo cargo de ella. El propio Bob se negó a responder a la pregunta de si el sustituto del Saab 9-5 llegará a producirse, sembrando dudas sobre los rumores aparecidos al respecto. En una rápida reflexión me gustaría decir que para Lutz es muy fácil criticar a Saab y desprenderse de ella, pero la culpa de su fracaso es completamente suya y de su equipo de la GM, que compraron la marca y no la supieron redirigir adecuadamente. Esperemos que Saab pueda encontrar un dueño rápidamente que la sepa cuidar y administrar como es debido.
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