Dolors Álvarez | junio 24, 2012
JOAN PLA, DIRECTOR GENERAL DE QUADIS Gusi Béjer
Joan Pla (Molins de Rei, 1953) ha activado su plan B personal, su válvula de escape ante la vorágine de una crisis que, según dice, está limitando la capacidad de acción de cualquier directivo. “Toda la creatividad que durante muchos años has aplicado a la gestión se ve ahora circunscrita, limitada por unos acontecimientos que se nos escapan de las manos”, explica el director general de Quadis, “¿Qué hacer entonces con la capacidad de imaginar cosas nuevas? Puedes guardarla en el bolsillo. O puedes escribir una novela”. Y así ha nacido la obra Si no me quieres me muero, que Pla se ha autoeditado (al margen de las editoriales tradicionales) y que se puede adquirir por internet (Sinomequieres.com Precio: 18 euros). Aunque ni tuitea ni chatea, ha elegido las redes de internet como hilo conductor de una historia policiaca, salpicada de romanticismo.
El protagonista, Luis, tiene el blog Guerrillero Heroico, desde el que reflexiona sobre un sinfín de temas incómodos, desde el derecho a heredar, el papel de las multinacionales, los inconfesables intereses económicos de la banca o el triste papel de las instituciones. Su éxito llama la atención de los servicios de inteligencia estadounidenses y españoles, que recurren a sus peores métodos para acabar con Luis. El Guerrillero Heroico puede verse como un personaje subversivo. Pero Joan Pla dice que “echa a faltar reflexiones de ese tipo, porque sobran panfletos y nos hace falta pensar más”. Y justifica que no haya final feliz: “Buscaba un final abierto pensando que quizá habrá un segundo libro…”. Sin ser una obra autobiográfica, Luis es en algunos aspectos un álter ego de Pla, por ejemplo los dos son especialistas en Derecho del Trabajo. Y los dos frecuentan la Boqueria, pues Pla tiene fama como cocinero: “el fricandó lo bordo”. Las excursiones gastronómicas con sus colegas son legendarias. “Es fijo el viaje al Perigord, en Francia en la época de la trufa. Y hemos hecho cosas muy bestias, como volar a Galicia, comer una mariscada y volver”. La ironía fina es una de las cualidades del directivo de Quadis y puede comprobarse en propia dedicatoria del libro. Primero a su esposa y sus dos hijos. “Y a otro nivel, aproximadamente a uno cincuenta centímetros del suelo, a Sandra, Ron y Aston”. Pla se ríe: “son perros, aunque algunos piensan que son mis nietos.”. Con el título Si no me quieres me muero ha querido reafirmar una de sus convicciones. “Nos creemos seres racionales, pero nuestra base humana es sobre todo emocional. Sin afecto no hay vida humana. Estoy estudiando también cómo las emociones influyen en las decisiones de compra. ‘Si no me quieres no te compro’ sería la tesis”. Dice que la literatura –ha tardado año y medio en terminar la obra– le ha dado aire, en un contexto agobiante. “Hay miedo y estamos sin claves de futuro. En una tienda me han dicho que siguen al minuto las noticias de economía para saber cómo irán las ventas al día siguiente. Nadie sabe nada: Alemania decide sobre medio mundo pero mediatizada por los votos de los alemanes, eso es un foco de conflicto seguro.” Dispuesto a liderar una asociación de damnificados por los libros de autoayuda, de recetas rápidas e inútiles, explica que la afición a la escritura viene de lejos. “Mi primera opción universitaria fue estudiar periodismo. Pero era el año 1973, no era una profesión muy bien vista, y había numerus clausus para entrar en la facultad”. Así que estudió Derecho. Y llegó a ejercer: “Fui abogado laboralista, pero lo dejé porque era muy estresante”. Durante un tiempo compatibilizó la abogacía con su empleo en Banc Sabadell. “Fue mi primer trabajo cotizando…” recuerda. Entró en el banco en el año 74, cuando aún estudiaba derecho, y para constituir el departamento de relaciones laborales, “Básicamente se trataba de crear un marco de diálogo con los sindicatos, que existían pero eran una realidad casi clandestina”. Y tras doce años en el banco, se fue al RACC, con un encargo: “renovar la plantilla y dar un giro radical a la institución”. Porque, según recuerda, “en el año 1986 no había ni enchufes para ningún tipo de máquina, todo se hacía a mano. Laboralmente la mejor etapa de mi vida fueron los primeros cuatro años allí, porque tenía libertad para hacer cambios, y enseguida se veían los resultados. Fue una época muy creativa, se hizo el acuerdo con el Circuit, hubo un aumento espectacular de socios.” Después de nueve años en el RACC, lo fichó José Manuel Soler, el propietario de Quadis. “Soler tenía entonces varias empresas, quería organizar un grupo y sus hijos eran muy pequeños. Así que me eligió para hacer de puente generacional…” Aunque lleva quince años dirigiendo el mayor grupo de concesionarios de España, Pla no es un fanático de los coches. “Me hacen gracia los que me dicen que les gustaría mi puesto porque les encantan los coches. Yo respondo: ‘si dependiera de lo que me gusta preferiría trabajar en Wonderbra’”. Aconseja aficiones distintas al trabajo, pero no ha podido resistirse a meter en el libro alguna burla sobre el tipo de clientes – “prepotentes y ostentosos”– que atraen ciertas marcas. Y señala a Porsche (una de las pocas que no vende Quadis). Él va cambiando – “hay que conocer los productos que hay en el mercado”– Ahora se desplaza en Jaguar
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