Los expertos de la UE afirman que aminorar la velocidad media de los conductores en sólo cinco kilómetros por hora evitaría once mil accidentes mortales al año en las carreteras europeas, provocando una reducción de la siniestralidad en un 20%. Aunque la implantación del carnet por puntos ha sido determinante para bajar la tasa de nuestro país, parece que la solución más efectiva para que los conductores levanten el pie del acelerador siguen siendo los radares.
Pero instalar radares en todas las carreteras es carísimo. Mucho más que llenar los márgenes de estas mismas carreteras de árboles, como plantean los gerentes del Condado de Norfolk, en el Reino Unido, que han colocado más de 200 grandes árboles muy cerquita de las vías de acceso a cuatro aldeas rurales que tenían un historial problemático de exceso de velocidad.
El experimento se llevó a cabo con un coste de 70.000 £, financiado por el Departamento de Transportes, y buscaba estudiar nuevos enfoques y soluciones más baratas y populares que otros métodos de reducción de velocidad, como los badenes. Se plantaron árboles maduros de especies nativas, como el roble, el arce o el abedul.
Los resultados provisionales muestran que los conductores redujeron la velocidad en las carreteras de Martham, Horstead, Mundesley y Overstrand en un promedio de 5 km/h por hora, simplemente porque los conductores que circulan con árboles cerca de las cunetas se sienten que van más rápido y tienen más probabilidades de reducir la velocidad.
La plantación de árboles a lo largo del borde de la carretera altera la percepción de velocidad del conductor dando la impresión que el vehículo se desplaza más rápido. Esto anima a los automovilistas a reducir la velocidad instintivamente. Los árboles fueron plantados en marzo de este año y ya se están barajando como una alternativa ecológica a los impopulares badenes.
Aunque harán falta un poco más que árboles de grueso tronco para que se llegue a la efectividad de los radares de velocidad. Ellen Booth, directora de la campaña, piensa que, aunque este proyecto es interesante y tiene algunos puntos muy buenos, todavía le falta un hervor para que algún día sustituya a las cámaras de velocidad.
Las cámaras ponen multas, y los árboles no, por lo que es poco probable que la vegetación influya en el conductor que deliberadamente va con exceso de velocidad y sólo le preocupa perder su carnet. Sin embargo, este tipo de elemento disuasorio sí que puede ayudar a las personas que, sin querer, pasan el límite de velocidad.
Se trata, al final, de una disuasión de muchos conductores en lugar de sólo de unos pocos; ese es el secreto para que las cifras globales de siniestralidad bajen de manera notable y que elNorfolk County Council espera demostrar cuando presente sus resultados finales a la Secretaría de Transporte en el próximo otoño.
Otro método disuasorio también barato y efectivo…
Fuente: Condado de Norfolk
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