Friday, December 12, 2008
POLITICA FISCAL EXPANSIVA: !NO GASTEN Y BAJEN EL IVA!
Dicen los libros de texto de macroeconomía que, durante las recesiones económicas, el gobierno debe mantener una política fiscal expansiva. Es decir, el déficit fiscal debe aumentar. Hay quien asocia esa expansión fiscal a los postulados Keynesianos pero la realidad es que todos los macroeconomistas promulgan la contra-ciclicalidad del déficit público (el libro de macroeconomía clásico por excelencia, el de Robert Barro, por ejemplo, lo explica con claridad). Por lo tanto, no voy a entrar en debates de si una expansión fiscal ahora está de acuerdo o no con los postulados del liberalismo. Sería una discusión estéril.Lo que sí voy a discutir es qué tipo de expansión fiscal es la más adecuada. Y es que hay dos maneras de incrementar el déficit: aumentar el gasto por parte del gobierno y reducir impuestos (cosa que equivale a aumentar el gasto por parte de los ciudadanos). En la actualidad, parece que los gobiernos de casi todos los países abogan por el aumento del gasto público y sólo el Reino Unido ha hecho una propuesta de reducción fiscal importante. ¿Cómo decidir qué política es mejor? Hay quien calcula el impacto macroeconómico y su efecto final sobre el PIB. Es lo que los economistas llaman los “multiplicadores”. Es decir, si aumentar el gasto en 100.000 millones genera un aumento del PIB de 200.000 millones y reducir los impuestos en 100.000 genera un aumento del PIB de 100.000, entonces dicen que el aumento del gasto es mejor que la rebaja de impuestos. Esa es una manera errónea de mirar las cosas porque, si lo que queremos es generar un aumento del PIB de 200.000, no hay nada que impida al gobierno reducir impuestos en 400.000 para conseguirlo! Para evaluar si es mejor aumentar el gasto o reducir impuestos, hay que analizar dos aspectos importantes. Por un lado, la inmediatez: ¿cuál de las dos tendrá un efecto más inmediato? La razón por la que la inmediatez es importante es que, normalmente, las crisis tienen una duración reducida. Y una política fiscal que surja efecto cuando la crisis ya ha acabado, es una política inútil… por más efecto multiplicador que ésta tenga. El segundo aspecto a tener en cuenta es la ineficiencia y el despilfarro generada por la política fiscal. Soy de la opinión que los dos criterios de selección nos llevan a una misma conclusión: la mejor política fiscal es una ¡REDUCCIÓN DEL IVA!Empecemos por la inmediatez. Una vez el gobierno toma la decisión aumentar el gasto público (por ejemplo, haciendo carreteras, puentes, y demás obra pública para contratar a los trabajadores de la construcción que el sector privado manda al paro), empieza un proceso de concursos públicos, adjudicación de obras, escritura de contratos, etc, etc, etc. Fácilmente pueden pasar 6 meses hasta que se gasta el primer euro. Y claro, dentro de 6 meses puede ser demasiado tarde ya que la crisis puede haber llegado a su fin. Una política fiscal basada en el aumento del gasto público, pues, puede resultar inútil. Una cosa parecida pasa con la reducción del impuesto sobre la renta u otros impuestos indirectos: cuando los ciudadanos se den cuenta de que el gobierno les va a quitar menos dinero (y probablemente no se den cuenta hasta Junio, cuando hagan la declaración final), la crisis ya puede haber desaparecido. Por lo tanto, el argumento de la inmediatez juega en contra también de la reducción del IRPF. En cambio, una reducción del IVA no tiene el mismo problema: si mañana a las 10 mañana se reducen los tipos del IVA, a las 10 y un minuto la gente verá que lo que antes les costaba 100 ahora les cuesta 90 por lo que los 10 restantes podrán ser utilizados para comprar otras cosas. Del mismo modo, las empresas que tiene que guardar toda una cantidad de dinero para pagar el IVA el próximo 20 de enero, de repente tendrán dinero para gastar. Una reducción del IVA, pues, es una transfusión directa e instantánea de dinero a las venas de la economía. Un dinero que se va a gastar ahora, que es cuando se necesita, y no dentro de dos, cuatro o seis meses.Analicemos ahora el argumento de la eficiencia. Cuando se le da al gobierno la posibilidad de gastar, en seguida surgen ministros, diputados, senadores y todo tipo de gastadores patológicos que van a encontrar las maneras más pintorescas e inútiles de despilfarrar el dinero. Eso va a crea todo tipo de distorsiones ya que van a ser unos políticos los que van a decidir qué empresa se llevará el contrato, qué sector recibirá dinero, que grupo disfrutará de subsidios. El problema es que, normalmente, esas decisiones no se toman con criterios de eficiencia económica sino con criterios políticos y electoralistas. Eso hace que se acaben comprando cosas que no interesan directamente a los ciudadanos sino a los propios políticos. Por el contrario, si se rebajan los impuestos (y en particular, el IVA) son los ciudadanos los que acaban decidiendo dónde se gasta el dinero. Y, claro, los ciudadanos saben mucho mejor lo que les interesa comprar por lo que el dinero de una rebaja fiscal va a ir a parar a las empresas que ofrezcan productos más deseables a la ciudadanía.Resumiendo, en momentos de crisis económica, la política fiscal debe ser expansiva y la mejor política expansiva en estos momentos es la reducción del IVA. Eso es cierto en Europa, en América Latina y en todo país que utilice el impuesto sobre el valor añadido. El problema práctico al que se enfrentan los países europeos en general (y España en particular) en estos momentos es (¿cómo no?) ese monstruo de la ineficiencia llamado Europa. Digo que es un problema porque la Unión Europea obliga a sus estados miembros a mantener un tipo mínimo del IVA del 15%. En España, la mayoría de productos están gravados al 16% por lo que el margen de maniobra del gobierno español es pequeño. En este sentido, la decisión de reducir los tipos del IVA de manera substancial se tiene que tomar desde Europa. Y eso va a ser difícil porque el IVA es la principal fuente de financiación de la burocracia europea. Claro que eso me lleva a pensar que la reducción del IVA en toda Europa tendría un efecto beneficioso adicional: la pérdida de recursos fiscales de los distintos países pondría presión a Bruselas para que se apretase el cinturón, eliminara los perniciosos subsidios que aguantan toda la trama europea y redujera el número y la remuneración de legisladores, burócratas, mandarines, elefantes del cementerio político y demás vividores del dinero ajeno. De eso saldríamos todos beneficiados.NOTA SOBRE INCIDENCIA: Cuando hice la propuesta de reducir el IVA en Chile, algunos de los miembros de este foro recordaron mi oposición a la eliminación de los impuestos de la gasolina en España cuando el petróleo estaba por las nubes. En aquella ocasión dije que la reducción del impuesto de carburantes equivalía a hacer un regalo millonario a los productores de petróleo y que NO CONTRIBUIRÍA A REDUCIR LOS PRECIOS FINALES DE LA GASOLINA. Me preguntaron los compañeros del facebook por qué la reducción del IVA no sería lo mismo y si no había contradicción entre mi oposición a la reducción del impuesto de carburantes y mi apoyo a la reducción del IVA.La respuesta es que no. Pero para explicarlo, tengo que hacer un “largo” recorrido por el campo de la “incidencia fiscal”. Podéis leer esa nota aquí: http://www.columbia.edu/~xs23/facebook/Tax_Incidence.pdfAdvertencia, es una nota TECNICA para economistas o estudiosos de la teoria economica y puede resultar aburrida para los no iniciados.
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