EL COCHE BIÓNICO DE MERCEDES-BENZ
Sobresaliente en consumo y emisiones
La marca alemana presentó recientemente en Washington un prototipo muy especial de automóvil. Diseñado aplicando los principios de la biónica, obtiene valores sobresalientes en consumo de combustible y en emisiones aplicado la tecnología diésel más vanguardista.
Mercedes-Benz está utilizando nuevos conceptos de vehículos para avanzar en la optimización del desarrollo de sus automóviles. El último prototipo que ha creado no tiene nombre, es su coche biónico. Con él trata de examinar y demostrar el enorme potencial que tiene la biónica (ciencia que estudia el diseño de aparatos o máquinas que funcionan de acuerdo con principios observados en los seres vivos) en el futuro del automóvil. La aplicación de la biónica combinada con una tecnología pionera en mecánicas diésel y con unos métodos innovadores para controlar las emisiones nocivas, ha obtenido resultados sobresalientes en cuanto a consumo de combustible y a emisiones. Para diseñar este prototipo los ingenieros de la marca de Stuttgart recurrieron por vez primera a un ejemplo de la naturaleza como modelo de estilo. Un ejemplo que no sólo conjuga principios de seguridad, aerodinámica, confort y compatibilidad medioambiental, sino también de forma y estructura considerados como un todo. Ese ejemplo no es más que un pez tropical, el Ostracion Cubicus, conocido como pez cofre. El pez en cuestión fue llamado “cofre” debido a la forma de paralelepípedo que tiene su cuerpo, a pesar de lo cual es extraordinariamente perfilado y cuenta con una hidrodinámica ideal. Para comprobar que así era, los ingenieros de Mercedes-Benz construyeron una maqueta a escala del coche que pretendían crear modelándola de la manera más fiel posible al pez cofre. El resultado fue extraordinario, ya que lograron alcanzar en túnel de viento un coeficiente aerodinámico de 0,06. Más tarde, viendo el enorme potencial de su descubrimiento, crearon un modelo de arcilla a escala 1:4 cuyo contorno era prácticamente igual al del pez cofre. En esta ocasión, el ensayo en el túnel de viento reflejó un coeficiente aerodinámico (CX) de 0,095, un valor sin precedentes que se corresponde con el de modelos extremadamente perfilados (CX de 0,09) y otras formas aerodinámicamente ideales. Con los resultados obtenidos construyeron su prototipo, su coche biónico. A pesar de su forma, se trata de un coche compacto absolutamente funcional, ya que en su carrocería de 4,24 metros de longitud, 1,82 metros de anchura, 1,59 metros de altura y 2,57 metros de batalla hay espacio más que suficiente para configurar cuatro plazas y espacio para equipajes. El coeficiente CX de este prototipo es de 0,19, lo que lo sitúa entre los vehículos más aerodinámicos de su tamaño. Poco consumo, menos emisiones No es un coche de emisiones “cero”, tampoco funciona sin combustible, pero los valores que obtiene en ambos apartados sorprenden. Aerodinámica óptima y construcción ligera son fundamentales en este prototipo anónimo, pero también lo son un innovador motor diésel de inyección directa de 140 caballos de potencia y la novedosa tecnología SCR (Reducción Catalítica Selectiva). Con este motor, que dispone de un par máximo de 300 Nm entre las 1.600 y las 3.000 revoluciones por minuto, el prototipo biónico es capaz de alcanzar los 190 kilómetros por hora de velocidad máxima y acelerar desde parado hasta alcanzar los 100 por hora en tan sólo 8,2 segundos. Estos dos elementos contribuyen de forma decisiva a la reducción del consumo de combustible y de las emisiones. En el primer terreno, el prototipo biónico de Mercedes se conforma con un consumo de gasóleo de 4,3 litros cada 100 kilómetros en utilización mixta, aunque a una velocidad constante de 90 km/h se conforma con 2,8 litros. En cuanto a las emisiones, los técnicos de Mercedes-Benz aseguran que, en lo que respecta a los óxidos de nitrógeno, se reducen en un 80% en relación con un motor convencional. Ligero y rígido Del pez cofre no sólo se ha copiado la aerodinámica para desarrollar el prototipo biónico. También se ha tenido muy en cuenta que ese pez tropical es un ejemplo de rigidez con bajo peso. Esto es así porque la piel del pez cofre está formada por múltiples escamas en forma de placas hexagonales que le proporcionan una elevada rigidez con un peso mínimo y le protegen de modo eficaz de posibles lesiones. Los investigadores de Mercedes-Benz examinaron cuidadosamente este tipo de estructura y lo aplicaron al prototipo biónico. El proceso de cálculo se basó en el principio de formación de las escamas, lo que, por ejemplo, permitió aumentar la rigidez de sus puertas en un 40% con relación a los diseños convencionales. En este sentido, si se calcula la construcción de toda la carrocería con arreglo a este principio biónico, la reducción que se obtiene en el peso del vehículo es más o menos de una tercera parte, sin por ello disminuir un ápice la rigidez y la seguridad de la carrocería en caso de colisión.
Sobresaliente en consumo y emisiones
La marca alemana presentó recientemente en Washington un prototipo muy especial de automóvil. Diseñado aplicando los principios de la biónica, obtiene valores sobresalientes en consumo de combustible y en emisiones aplicado la tecnología diésel más vanguardista.
Mercedes-Benz está utilizando nuevos conceptos de vehículos para avanzar en la optimización del desarrollo de sus automóviles. El último prototipo que ha creado no tiene nombre, es su coche biónico. Con él trata de examinar y demostrar el enorme potencial que tiene la biónica (ciencia que estudia el diseño de aparatos o máquinas que funcionan de acuerdo con principios observados en los seres vivos) en el futuro del automóvil. La aplicación de la biónica combinada con una tecnología pionera en mecánicas diésel y con unos métodos innovadores para controlar las emisiones nocivas, ha obtenido resultados sobresalientes en cuanto a consumo de combustible y a emisiones. Para diseñar este prototipo los ingenieros de la marca de Stuttgart recurrieron por vez primera a un ejemplo de la naturaleza como modelo de estilo. Un ejemplo que no sólo conjuga principios de seguridad, aerodinámica, confort y compatibilidad medioambiental, sino también de forma y estructura considerados como un todo. Ese ejemplo no es más que un pez tropical, el Ostracion Cubicus, conocido como pez cofre. El pez en cuestión fue llamado “cofre” debido a la forma de paralelepípedo que tiene su cuerpo, a pesar de lo cual es extraordinariamente perfilado y cuenta con una hidrodinámica ideal. Para comprobar que así era, los ingenieros de Mercedes-Benz construyeron una maqueta a escala del coche que pretendían crear modelándola de la manera más fiel posible al pez cofre. El resultado fue extraordinario, ya que lograron alcanzar en túnel de viento un coeficiente aerodinámico de 0,06. Más tarde, viendo el enorme potencial de su descubrimiento, crearon un modelo de arcilla a escala 1:4 cuyo contorno era prácticamente igual al del pez cofre. En esta ocasión, el ensayo en el túnel de viento reflejó un coeficiente aerodinámico (CX) de 0,095, un valor sin precedentes que se corresponde con el de modelos extremadamente perfilados (CX de 0,09) y otras formas aerodinámicamente ideales. Con los resultados obtenidos construyeron su prototipo, su coche biónico. A pesar de su forma, se trata de un coche compacto absolutamente funcional, ya que en su carrocería de 4,24 metros de longitud, 1,82 metros de anchura, 1,59 metros de altura y 2,57 metros de batalla hay espacio más que suficiente para configurar cuatro plazas y espacio para equipajes. El coeficiente CX de este prototipo es de 0,19, lo que lo sitúa entre los vehículos más aerodinámicos de su tamaño. Poco consumo, menos emisiones No es un coche de emisiones “cero”, tampoco funciona sin combustible, pero los valores que obtiene en ambos apartados sorprenden. Aerodinámica óptima y construcción ligera son fundamentales en este prototipo anónimo, pero también lo son un innovador motor diésel de inyección directa de 140 caballos de potencia y la novedosa tecnología SCR (Reducción Catalítica Selectiva). Con este motor, que dispone de un par máximo de 300 Nm entre las 1.600 y las 3.000 revoluciones por minuto, el prototipo biónico es capaz de alcanzar los 190 kilómetros por hora de velocidad máxima y acelerar desde parado hasta alcanzar los 100 por hora en tan sólo 8,2 segundos. Estos dos elementos contribuyen de forma decisiva a la reducción del consumo de combustible y de las emisiones. En el primer terreno, el prototipo biónico de Mercedes se conforma con un consumo de gasóleo de 4,3 litros cada 100 kilómetros en utilización mixta, aunque a una velocidad constante de 90 km/h se conforma con 2,8 litros. En cuanto a las emisiones, los técnicos de Mercedes-Benz aseguran que, en lo que respecta a los óxidos de nitrógeno, se reducen en un 80% en relación con un motor convencional. Ligero y rígido Del pez cofre no sólo se ha copiado la aerodinámica para desarrollar el prototipo biónico. También se ha tenido muy en cuenta que ese pez tropical es un ejemplo de rigidez con bajo peso. Esto es así porque la piel del pez cofre está formada por múltiples escamas en forma de placas hexagonales que le proporcionan una elevada rigidez con un peso mínimo y le protegen de modo eficaz de posibles lesiones. Los investigadores de Mercedes-Benz examinaron cuidadosamente este tipo de estructura y lo aplicaron al prototipo biónico. El proceso de cálculo se basó en el principio de formación de las escamas, lo que, por ejemplo, permitió aumentar la rigidez de sus puertas en un 40% con relación a los diseños convencionales. En este sentido, si se calcula la construcción de toda la carrocería con arreglo a este principio biónico, la reducción que se obtiene en el peso del vehículo es más o menos de una tercera parte, sin por ello disminuir un ápice la rigidez y la seguridad de la carrocería en caso de colisión.
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