La sabiduría popular no se equivoca nunca y como bien dice el refrán ‘más vale prevenir que curar’. En materia de automoción este principio no sólo vale sino que nos puede ahorrar más de un disgusto. Los mecánicos hemos notado que debido a la crisis tenemos menos revisiones y más reparaciones. Se debe a que muchos conductores, intentando ahorrarse el coste de una revisión, terminan sufriendo importantes averías en el motor. El clásico ejemplo es el de la correa de distribución; sale mucho más barato substituirla cuando lo aconseja el fabricante que reparar la avería que se produce cuando se rompe por desgaste.
Los vehículos que no hacen revisiones tiene un 12’8% más averías que los que sí lo hacen, lo que supone un 16’5% más de gasto en la reparación de averías. Lo que traducido en otras palabras significa que, a largo plazo, nos sale más económico pasar todas las revisiones indicadas en el manual de mantenimiento del vehículo. Aprovecho para recordar que es el fabricante, quien tras unas largas pruebas y estudios, determina cuándo se han de hacer las revisiones y qué elementos hay que comprobar específicamente en cada momento.
El mantenimiento preventivo consiste en llevar el vehículo al taller para las revisiones que el fabricante recomienda y cada vez que se tenga algún indicio de avería. Es por eso que es muy importante conocer el vehículo que conducimos y detectar pequeñas variaciones que pueden ser el principio de algún problema o fallo del motor u otros sistemas (mayor resistencia al volante, poca refrigeración, ruidos, exceso de humo del tubo de escape, etc.). Un estudio realizado sobre el comportamiento de los usuarios en 2010 revela que más de un tercio de los conductores no realiza ningún tipo de revisión preventiva y que las entradas al taller por averías o motivos específicos (no revisión) han aumentado en casi un 10%.
De todas formas hay que entender que el mantenimiento preventivo no sólo es un modo de ahorrardinero sino también un modo de velar por la seguridad de todos, conductores, ocupantes del vehículos y viandantes. Al fin y al cabo la mayoría de averías no ocurren con el coche en el garaje sino en pleno recorrido. Eso significa que no sólo una avería nos puede dejar tirados en la carretera sino que además puede ser causa de una accidente ya que no siempre tenemos los reflejos correctos para evitarlos.
Roberto Casas
www.tumecanico.es
*Fuente de los datos:
Estudio Conductores [España]: GIPA España, 2011, 476 p
Vía: economiadigital
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