La automovilística china BYD es famosa por su apuesta por el coche eléctrico y, sin embargo, asiste en los últimos meses a un proceso de crecimiento basado en el de las ventas de sus modelos con motor de combustión, algo que podría ser visto desde dos puntos de vista diferentes.
A priori, el aumento de las ventas semestrales e BYD hasta 250.000 unidades siendo la mayoría de gasolina parece un paso atrás en el progreso de la movilidad de cero emisiones protagonizada por el coche eléctrico. Sin embargo, desde la compañía respaldada con capital del inversionista Warren Buffet, cuarta fortuna del mundo según la revista Forbes, ven en dicha coyuntura una segunda oportunidad tras el fiasco de los últimos años -la mayoría de los eléctricos de BYD se utilizan actualmente como vehículos de transporte público- sin necesidad de renunciar a su visión por un mundo más sostenible.
La recuperación de las ventas de coches con motor de combustión, que representa alrededor de la mitad de los ingresos de BYD, así como los beneficios procedentes de la venta de baterías para teléfonos móviles y otros dispositivos portátiles, han incrementado las esperanzas de los inversores de que la compañía empiece de nuevo a revivir la promesa que en su momento atrajo a inversores de la talla de Buffet.
BYD ha declarado un beneficio neto en su primer semestre fiscal de 426,9 millones de yuanes (unos 52 millones de euros), muy superior de los 2 millones de euros que ganó en el mismo periodo del año anterior, favorecido por unas ventas de coches sólidas y una mejora en su negocio de la célula solar.
Aún es demasiado pronto aún para decir si esos últimos resultados marcan el inicio de una recuperación sostenida, pero los inversores llevan ya un tiempo respondiendo con optimismo: las acciones de BYD se han duplicado en el último año con la progresiva mejora de la rentabilidad de la empresa y la esperanza de que BYD pueda convertirse algún día en la respuesta de China a Tesla Motors, el fabricante californiano de coches eléctricos cuyas acciones han cuadruplicado su valor en el último año.
Una segunda oportunidad para BYD
Desde 2010, las cosas no habían ido sino a peor en lo que a inversiones se refiere después de que sus ventas se vieran mermadas por culpa de una serie de problemas de calidad y de una economía china en desaceleración. El año pasado, un incendio mortal en uno de sus taxis eléctricos hizo caer críticamente precio de sus acciones, a pesar de que una investigación aclaró que la batería de BYD no tuvo la culpa.
BYD respondió a la caída de las ventas desacelerando la expansión y reestructurando la empresa, incluyendo la racionalización de su red de distribución y recortando el número de distribuidores en un tercio hasta 800. "En el pasado, BYD producía casi todo por sí mismo, desde el limpiaparabrisas hasta la pintura. Esa fue la raíz de muchos problemas de calidad", explica Yang Zao, analista de KGI Securities. "Ahora, ha comenzado a externalizar y a comprar piezas de automóviles de proveedores, mientras que se centra más en la fabricación de componentes clave como motores".
Mientras estabiliza su negocio de coches convencionales, BYD parece haberse dado cuenta de que no aún no es el momento definitivo del coche eléctrico; sin embargo, no dejan de lado el desarrollo de vehículos impulsados con nuevas energías. De hecho, pese a esta reciente tendencia, fuentes internas de la compañía aseguran que en los próximos años podrían eliminar definitivamente su pferta de automóviles de gasolina en los para abrazar a los coches eléctricos, híbridos, etcétera.
Como parte de este reenfoque, BYD planea lanzar Qin, un híbrido de gasolina y electricidad a partir del año que viene. que planea exportar al mercado europeo en países como Francia, Bélgica, Alemania... Además, BYD también se está preparando para producir y vender vehículos eléctricos bajo la marca Denza como parte de unajoint-venture con Daimler dirigida a clientes chinos pudientes.
Via: eleconomista.es